EL SECRETO DE LAS CANCIONES

Nos hemos creído a pies juntillas lo de la sociedad de la información y nos creemos en el derecho, algunos hasta en la obligación, de saberlo todo. Pero todo, absolutamente todo. Y todo, lo que se dice todo, nunca lo sabremos, y yo me alegro de que así sea. Una vida sin misterios, sin ángulos muertos, una vida transparente, como cuenta Loriga en su novela Rendición no me estimula. Es más, me repele. No la quiero. Y queremos saberlo todo, tal cual, la literalidad de las cosas, con su libro de instrucciones incluso, y es que tampoco queremos interpretar nada, que nos lo cuenten de principio a fin. Qué combinación más aburrida, tediosa, qué le dejamos a nuestra cabecita, entonces. Rempláceme el cerebro por un disco duro, y con muchos GB, ya puestos a almacenar. La llegada de la abstracción a la pintura puede que acelerara este proceso de incomprensión voluntaria. No lo entiendo, gritamos, reivindicamos, y es que puede que no haya nada que entender. ¿Por qué hay que entenderlo todo? ¿Por qué todo se tiene que ajustar a un corsé, a un patrón, seguir un esquema? La vida, y muy especialmente la cultura, no es la caja de una sucursal bancaria que tiene que cuadrar al céntimo cuando la jornada termina. Disfrute lo que ve, interprete, lo que le dé la gana interpretar, disfrute -aunque no entienda- la película, el cuadro, el poema o la canción. Oh, las canciones.

Con la muerte de Pau Donés vuelven a buscar y a mostrarnos a la mujer que supuestamente le inspiró a la hora de componer su primer gran éxito: La Flaca. La buscan en La Habana o en Milán, y hasta nos cuentan su peso actual, su profesión y demás. Lo siento, pero no termino de entender estas interpretaciones, investigaciones y hasta sesudas disecciones de esas canciones que nos han marcado por tal o cual motivo y que conforman la escaleta de la banda sonora de nuestras vidas. ¿Qué querían decir los Beatles eLucy in the sky with diamonds? ¿Un viaje lisérgico, un amor no correspondido, un desvarío, en realidad no quiere decir nada? ¿Dónde se encontró Bunbury con Lady Blue, en una estación espacial, en una estación de Metro, nunca existió? Qué más da, disfruto y amo esas canciones, y las interpretaciones las dejo en todas las emociones que albergo cada vez que las escucho. El muro de Pink Floyd, qué quiere decir, qué representa. La obsesión por desentrañar las entrañas de las canciones roza cotas detectivescas, profundas investigaciones que bien podría protagonizar Sam Spade o la mismísima Carmen Puerto. Siguen buscando a la «chica de ayer» que inspiró la mítica canción de Antonio Vega y han enviado a una pareja de investigadores a Buenos Aires a buscar a la otra Flaca, la protagonista de aquella balada de tempo extraño y remate a lo Randy Newman, que nos dejó Andrés Calamaro. Que Paco Lobatón busque a Lucía, la que inmortalizó Serrat, y a la que tantas y tantas niñas le deben su nombre. ¿Quién es realmente John Boy, que estoy que no duermo? Y de paso que busquen a la María de Ricky Martín y hasta a la Macarena de Los Del Río. ¿Por qué ir a Soria y no a Berlín, eh, Urrutia? ¿De verdad Jagger y Richard mantuvieron un encuentro con el Diablo? Que alguien me explique eso de la lluvia púrpura, que yo nunca la ha visto. ¿Lou Reed lo decía en serio o era una metáfora? Libro de instrucciones para entender Insurrección de El último de la fila, que lo que me han contado no me gusta.

Dicen que San Agustín lo intentó, entender todo o entender lo más complicado, y se quedó contando los granos de arena de una playa, y ahí sigue el pobre con su tarea, menos mal que le pusieron un chiringuito -que ha vuelto a abrir con la llegada de la Fase 3-. Los espectadores que acuden a ver la actuación de un mago se dividen en dos: los que intentan descubrir, a toda costa, el truco y los que, sencillamente, disfrutan con la magia. Sin dudar, pertenezco al segundo grupo, no quiero conocer el secreto que se esconde en el interior de las canciones, del mismo modo que no quiero que me cuenten el final de la película, como tampoco me interesan lo más mínimo las intimidades de tal o cual creador que admiro. No quiero descubrir el truco bajo el que se camufla la emoción de las canciones. ¿Qué más da? Lluvias púrpuras, cielos de diamantes, neón y fango, estrellas y aullidos, magia y sueño, dejemos que el conejo siga viviendo en el interior del sombrero.